lunes, 15 de diciembre de 2014

Personaje en busca de autor

Dice Vladimir Nabokov que es un error identificarnos con los personajes de los libros que leemos. A veces, demasiado a menudo, es imposible seguir esta sugerencia.

En uno de los últimos libros que leí: Como la sombra que se va (ya dije que lo había devorado y que ahora necesitaba regurgitarlo para hacer su digestión) no podía apartar el pensamiento de uno de los personajes, y la buscaba constantemente entre las páginas que iba leyendo, aunque aparece muy poco, apenas se menciona, con una economía en los términos que permite confundir la indiferencia con la asepsia. Se trata de la primera mujer del escritor. Por si misma, merecería una novela; pero escrita con un tratamiento de los hechos visto desde la perspectiva femenina, tal vez por una escritora como Elvira Lindo (esto sería muy morboso) o Almudena Grandes. El personaje, por culpa de los silencios que la rodean, obliga a hacerse muchas preguntas y sentir una curiosidad, al menos en su faceta de personaje. En cuanto el personaje se convierte en persona, el temor a descubrir un dolor real y unos hechos crueles, amedrantan a la curiosidad y hacen que se esconda como una tortuga en la seguridad de su caparazón por miedo a ser devorada por el sadismo (saber que una mujer sufrió, no es divertido). ¿Pero, qué sintió la esposa del escritor? No se habla en la novela de llantos y gritos, de peleas inconclusas por la necesidad de un viaje (a Lisboa), ni razones de enfados cebados porque no está presente la persona que puede, con su razonamiento, facilitar los contrapuntos que la mermen.

En muchas de las novelas de Antonio Muñoz Molina, sobre todo en las primeras, incluso en El Jinete Polaco, existe la idea constante de necesitar huir. En Como la sombra que se va, se descubre la razón de esa necesidad: un trabajo asfixiante en el Ayuntamiento de Granada, una ciudad de provincias, obligaciones familiares... ¿Esa claustrofobia vital era compartida por su esposa? ¿Qué sintió cuando el marido escapa de ese pozo provinciano -Granada es casi como un pueblo grande- y ella es dejada atrás?

Seguramente este personaje, en la realidad, es mucho menos atractivo a como imagino y el desamor fue mutuo, lento, fundamentado en pequeñas miserias, irreparable a pesar de los hijos en común y la recompensa que le ofrecía la vida al escritor por su cerebro privilegiado (a partir de El Invierno en Lisboa, AMM pudo dejar su trabajo en el Ayuntamiento y tener una vida holgada económicamente). Sin embargo, yo prefiero al personaje imaginado, al que se ha escapado de entre los silencios de la novela. 

7 comentarios:

  1. Por vez primera AMM habla de su primer matrimonio, que duró pocos años pero del que, según se deduce de la novela, nacieron tres hijos. De su vida con Elvira Lindo sí había hablado en otros textos, aparte de que la propia Lindo ha contado muchas peripecias (pasadas por el tamiz humorístico) de su vida matrimonial en el serial "Tinto de verano" que durante los veranos de los años 90 publicó El País.

    Por otro lado, es muy de respetar y alabar el silencio de esa mujer (la primera esposa de AMM), que nunca ha salido a la palestra, que nunca ha formado parte (al menos públicamente, y como diría Sabina) de la "cofradía del santo reproche".

    En cuanto a la novela, ya la he terminado y debo decir que, al igual que ocurrió con "La noche de los tiempos", le sobran páginas. Tengo la impresión de que AMM ha vuelto a hacer un esfuerzo titánico de investigación histórica y de fidelidad a los datos, pero a una novela se le pide más que rigor histórico.

    Al final me queda la sensación de que la narración está "estirada", prolongada artificialmente, tal vez porque los diez días pasados en Lisboa por el asesino de Martin Luther King no daban para tanto.

    También me parece un déficit que AMM no haya profundizado (ahí sí, entrando quizá en el terreno especulativo) sobre las razones por las que un hombre, actuando en solitario y sin pertenecer a ningún Ku Klux Klan ni nada por el estilo, decidió matar a King.

    AMM dice que las versiones que el asesino dio después, sobre una supuesta conspiración auspiciada por un tal Raoul, son fantasiosas. De modo que el homicida era un pobre diablo que actuó en solitario, pero -repito- ¿por qué decidió hacerlo? Ahí había un filón literario que claramente no se ha explotado.

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    1. La idea era convertir la situación de la primera mujer de AMM en un personaje; no contar lo sucedido a partir de la separación: eso sería digno de una revista del corazón pero no de un libro.

      A mí también me hubiera gustado conocer qué razones movieron al asesino de Martin Luther King; pero supongo que eso habría sido especular. En los documentales que he visto de él, siempre echa la culpa a un tercero. Si lo hizo por odio racial, debió de serle más duro que la cárcel comprobar que antes de sus hechos, Martin King era un hombre y él lo convirtió en un ídolo

      El único punto flojo que veo en la novela es el capítulo dedicado a Martin Luther King, casi al final. Pero teniendo en cuenta que a algunas personas es uno de los capítulos que más le ha gustado, supongo que será culpa mía, que no he sabido saborearlo correctamente.

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  2. Creo que Antonio encontró el yacimiento de una fusión de biografías y le ha sacado partido con inteligencia profundizando hasta donde las sucesivas sorpresas lo fueron conduciendo. Como humilde escritor sé reconocer en esta novela literatura muy alta, a lo Proust, donde la trama es muchas veces deliberadamente secundaria. En "El Jinete Polaco" e incluso en "La noche de los tiempos", también detecto ese planteamiento: la acción, como tal, pasa a segundo plano, para que la prosa comunique la emoción de la atmósfera que circunda y hasta permita especular al lector con lo que no fue y pudo ser. Definitivamente, me decepciona una novela estructurada con el clásico esquema de presentación, nudo y desenlace. El lector debe exigirse aportar un poco de inteligencia y sensibilidad.

    Y no me cabe duda de que esas "carencias" que se se quieren atribuir al desarrollo no hayan sido en realidad un desinterés consciente, más que falta de recursos para localizar filones tan rentables. Por ahí no iba la cosa.

    Con "Así empieza lo malo", por ejemplo, como con cualquier novela de Javier Marías, hay que leer con ojos muy diferentes a los que leen no ficción de digestión cómoda.

    Por cierto, hablando de Antonio, parece que el Santo Oficio que tan mal lo protege, tras largas deliberaciones y propuestas de potro al hereje ha tenido a bien incluir mi comentario del otro día en su blog. Será que han descubierto que ni soy bruja-sapm ni demonio de cuernos y rabo (?).

    Bendito sea Dios, que todo lo puede, y bendita la gente marinera, que sabe con certeza donde está el temporal y no prepara los avíos innecesariamente.

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    1. Qué suerte tienes por poder disfrutar la novela de esa otra forma. Yo leo, comprendo, disfruto de sus frases, pero soy incapaz de reconocer a Proust en su literatura (y eso que he leído todo En busca del tiempo perdido.

      Yo, más que olvido voluntario creo que son ganas de no inventar y basarse únicamente en los hechos comprobables (aunque en el episodio de MLK no hace lo mismo y nos mete en su cabeza).

      Me alegra que tus palabras hayan escapado del limbo del ciberespacio.

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  3. Si ya me apetecía poco leer sobre el asesino de MLK, leer sobre las miserias de AMM me apetece casi menos.
    Creo que sufrí una sobreexposición a AMM de tanto leer su blog y ahora estoy saturado.
    Me llama la atención tu comentario de seguro que " el desamor fue mutuo, lento, fundamentado en pequeñas miserias, irreparable" como si las rupturas tuvieran que ser de mututo acuerdo, que es mucho mas tranquilizador, y no porque uno de los dos se va, que no se si fué el caso, pero que puede pasar y de hecho pasa muchas veces, aunque sea fastidiado.

    También me sorprende como pintas la necesidad de huir de una ciudad de provincias, (ya el concepto tiene tela) como si fuera incompatible con la vida, o al menos con la vida de escritor de "categoría". :-D

    un saludo
    pam

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    1. Yo he disfrutado mucho de la novela; pero creo que disfrutaría de cualquier cosa que escribiera AMM porque me gusta cómo lo hace (aunque se dedicara exclusivamente a describir la vicisitudes de un caracol que toma el sol).

      A mí me parece que ha habido un error en la forma de promocionar la novela, al destripar de antemano quién es ese hombre que huye. Me hubiera gustado saberlo por mí misma y sorprenderme. Si no te lo dicen, hasta casi el final de la novela no se sabría.

      Con el desamor de AMM y su exmujer sólo especulo obligándome a creerlo aburrido, porque así suele ser la realidad: aburrida. En verdad lo imagino como una tragedia griega. Un hombre con logros personales e inteligencia resulta muy atractivo. Puede que su exmujer lo quisiera más al final que cuando se conocieron.

      A mí me gusta vivir aquí (en Granada, la misma ciudad de la que AMM escapa); pero Guille, mi marido, acostumbrado a Barcelona, suele decir que vivimos en la almorrana del mundo, y a veces tiene razón. Quieres ir a un concierto o una obra de teatro y tienes que programarlo con varios meses de antelación porque no suele haber muchos eventos culturales.

      Esta ciudad no es incompatible con la vida, pero si muy incómoda si te interesa algo más que tapear.

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  4. Perdonad por tardar tanto en responder estos comentarios: no me ha llegado el correo que suele anunciarlos y me pasaron desapercibidos.

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