miércoles, 27 de noviembre de 2013

Dimensión desconocida

Estos tres últimos días, Guille y yo hemos sido abducidos; arrojados de cabeza a un universo paralelo. En realidad sólo le hemos hecho una visita a mi madre. Pero su mundo, su forma de ser, más que dónde vive, nos convierte en un par de pazguatos que, a menudo, no son capaces de dar crédito a lo que escuchan. Las visitas a mi madre casi siempre empiezan con la retahíla de personas que han fallecido desde la última vez que nos vimos físicamente; solemos estar unidas por el cordón umbilical del Skype o el Whatsapp, pero las defunciones de quienes no sé reconocer por los motes o nombres, no suelen ser nuestros temas de conversación, a no ser la pille yendo a uno de esos funerales que ocupan muchas de sus tardes. 

En esta ocasión casi el único tema de conversación ha sido el desliz que tuvo una de mis primas al mantener relaciones sexuales con dos compañeros del trabajo al unísono y dejarse fotografiar (¿las cámaras de los móviles tienen retardador del disparo? -el mío no, que yo sepa-). Para mí sólo ha sido una anécdota, algo lamentable, porque quien parece estar pagando las consecuencias casi exclusivamente, es mi tío, que anda algo pachucho de salud y bastante deprimido. Para mi madre y la mayoría de mis tíos, es una vergüenza, algo censurable. Algo tan deshonroso que los mantiene alejados de La Lantejuela, el pueblo de mi abuela, donde, se supone, aún nos recuerdan. Una mancha que ha caído sobre toda la familia y que no habrá forma de limpiar. 

4 comentarios:

  1. Ni quito ni pongo rey, ni me meto en moralizaciones, pero el caso contrario de ese tripartito nunca lo conseguí. ¿Me hubiera importado la grabación...?

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    1. A mí me parece que le están dando, mi madre y mis tíos, demasiada importancia al asunto (y eso que por la imaginación de ninguno cabe la posibilidad que el día menos pensado se lo encuentren colgadas las fotos en Youtube). Si todo hubiera quedado como un desliz perdonable después de una bronca y un enfado, tres personas al menos, sería más felices: mi tío, mi prima y su marido.

      Aunque si extrapolo la situación (inimaginable que Guille hiciera algo semejante) creo que yo tampoco sería capaz de perdonar.

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  2. La historia de tu prima da para un relato. No me tientes. :-)

    AG

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    1. Estoy impaciente por leer tu relato... Mientras los engranajes de tu cerebro le dan forma, me entretendré leyendo La Copa del Viajero que he visto que te han colgado en blog de Antonio Muñoz Molina.

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