martes, 18 de septiembre de 2012

The big father (¿Un mundo feliz?)

Antes de irnos unos días de vacaciones, estuve ayudando a un antiguo jefe a limpiar la oficina de su casa. Necesita el cuarto para alquilarlo a un estudiante. Picos de pato, cangrejos, paralés, escuadras, cartabones, estilógrafos... planos en papel vegetal, tan quebradizos que se adivina el paso del tiempo, de mucho tiempo, y la sensación de estar ante una antigüedad valiosa; fotocopias que conservan el olor a amoniaco... Plantillas de muebles y sanitarios... La yema de los dedos se ennegreció por culpa del polvo que se había acumulado en meses, o en años.   Eran cosas que nadie había utilizado desde casi cuando nací (con exactitud, desde que yo tenía cuatro años). En un mueble donde se guardaban los planos vegetales, con muchos cajones, muy delgados, las fecha más reciente era del 1985 (otro siglo y otra forma de trabajar). 

Mientras guardábamos en cajas o metíamos en bolsas de basura los objetos, mi antiguo jefe (en realidad, mi maestro -por lo que aprendí de él-), me iba explicando cómo se trabajaba antes. Un hotel con 332 habitaciones iguales, 10 suites y 110 habitaciones individuales. Hubo que dibujarlas una por una. Primero se hizo en papel semi-vegetal, luego se pasó a vegetal. Más de un mes de trabajo. Ahora se haría en un día, dos a lo sumo. Las fachadas, más de 500 ventanas; por fortuna bastante limpias de adornos. Tuvieron que dibujarlas todas (calcándolas de un solo original). Hoy, utilizando el comando "matriz" del AutoCad (programa para dibujar planos), se haría en unos dos minutos.

Puede que los planos antiguos, los que se hacían a mano, tuvieran más encanto, fueran más bellos por su imperfección, y graciosos, con esos trazos que se prolongaban unos dos o tres milímetros por encima del encuentro de varias líneas para evitar pegotillos de tinta. Nadie nos recrimina por utilizar los programas de ordenador para conseguir la perfección y la facilidad de nuestro trabajo.

Guille tiene algunas dioptrías sólo en el ojo derecho (el otro lo tiene bien) y para él es un engorro utilizar gafas (principalmente por que hace mucho deporte). Se quiere operar y estuvimos preguntando. Nos tranquilizó saber que el ultimo proceso, el del limar su cristalino para que pueda ver bien, lo hace una máquina.

Las máquinas son mucho más perfectas que las personas. No tienen temores ni sentimientos que las entorpezcan en los momentos más críticos. No se altera ante una situación grave y son tan ecuánimes e imparciales como "nosotros" las hayamos programado para serlo. Tampoco tienen "amigos" ni preferencias por favorecer a un grupo determinado de personas.

Mi madre suele repetir, siempre que la tecnología le sorprende: Si mumá Dolores (su abuela) levantara la cabeza... Lo dijo ante el microondas, ante la vitrocerámica, ante su primer ordenador (heredado)... Cosas tan cotidianas como darle a un botón y que tengamos una superficie caliente para preparar los alimentos, no hace mucho se podía considerar un milagro.

Avanzamos, y no pensamos que las máquinas se estén apoderando de nuestras vidas, si no que nos facilitan el trabajo. Jugamos con ellas al ajedrez y confiamos más en sus resultados para el cálculo de una estructura que en los salidos de una mente humana. ¿Por qué no permitirles también nuestro gobierno? ¿Sería tan complicado? Programas que decidieran, entre las posibles variables a un problema, cuál sería la más beneficiosa para los humanos. Regularían los impuestos, serían ecuánimes, imparciales, no requerirían sueldos millonarios cuando se jubilaran, y nunca se fundamentarían en las tendencias políticas de un signo u otro. ¿Habría habido crisis económica en ese caso? Si realmente todo se deriva de la burbuja inmobiliaria, el programa no habría aceptado dar licencias de obra para segundas viviendas, ni habría permitido que se construyeran hoteles de 200 habitaciones en pueblos que no alcanzan a los 1000 habitantes.

La literatura y el cine nos ha enseñado a tener miedo de ese tipo de gobierno; y supongo que yo, de no encontrarme un día y otro con las consecuencias de esta crisis, también lo consideraría una aberración.


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