martes, 4 de septiembre de 2012

Puntas de flecha envenenadas con estulticia

El amor no llena el mundo de ciegos, si no de tontos. De no ser así, sería imposible dar explicación al extraño comportamiento que es aceptado por las parejas de algunas personas. La casualidad ha hecho que en poco tiempo me tope con tres de ellas. A pesar de los muchos avances sociales, los papeles del hombre y la mujer aún están claramente diferenciados en algunos círculos, sobre todo para quienes piensan que el pasado siempre fue un tiempo mejor. El machismo sobrevive, avivado principalmente por algunas de nosotras.

El primero de estos personajes con el que me topé, es el marido de una de mis primas.  Su físico, una preñez de 12 meses, ya delata el esfuerzo que hace a lo largo de los días, las semanas, los meses.... El horario de mi primo político, según conocimiento de primera mano de mi tía (aunque supongo que algo distorsionados por la inquina) es el de un adolescente en los días lluviosos de verano: madrugar poco, ponerse delante del ordenador durante horas y horas y no dar palo al agua, hasta que se acuesta ya de madrugada... y vuelta a empezar.  Cuando llega a casa mi prima, después de más de 8 horas de trabajo en una farmacia de las afueras y una hora de viaje, tiene que ocuparse de todos los quehaceres de la casa y de preparar la cena y la comida para el día siguiente. Se ampara en la crisis para justificar su imposibilidad de encontrar trabajo. Creo que no siente la necesidad de justificarse ante nadie por obligar a mi prima a llevar todo el peso de la casa.

Segundo personaje: el marido de la hermana de mi cuñada. Ella está embaraza de ocho meses y medio y, como en el caso anterior, también es la única que trabaja en la pareja El marido parece un poco más capaz que el anterior, pero, mientras que ella ha tenido que ir pidiendo cosas para el bebé a unos y otros por no llegarle el presupuesto, el marido presume en el facebook de haberse comprado unas zapatillas de deporte de más de 200 € y una bicicleta de montaña con chasis de carbono.

Nuestra antigua aparejadora de Barcelona. Está en esa edad en la que sus compañeras de facultad y amigas de la infancia están ya divorciadas y en busca y captura del segundo marido. Un grupo de ellas han conseguido una oferta para pasar una semana completa en Benidorm y ella, aunque está felizmente casada, ha decidido ir. Está molesta porque el marido se lo ha reprochado.

Hay mentes que, a pesar del ímprobo esfuerzo que hago, no consigo comprender. 

8 comentarios:

  1. El miedo a la libertad hace estragos.

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    1. Tienes toda la razón. La libertad y algo tan ridículo como que llegue la boda de un amigo y no tener pareja (es lo que me comentó mi prima cuando estuvimos hablando del tema)

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  2. .
    Es un pequeño placer volver a retomar la lectura de tu blog, BeKá.
    :-)

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    1. Apreciado e hilarante Sr. Sap, se notaba tu ausencia, aquí y en el foro de AMM. Me alegra que hayas vuelto
      :-)

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  3. En estos casos existen dos culpables: ellos por su comportamiento machista intolerable y ellas por aceptarlo.
    Y si los hijos de la pareja viven este tipo de comportamiento como natural, lo inculcarán también a sus hijos. Y así la cadena nunca se rompe...

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    1. El comportamiento de ellos lo comprendo: se mueven por sus instintos de egoísmo o pereza. Los de ellas me resulta más complicado, en realidad prácticamente imposible de darle una explicación. ¿Cómo no se dan cuenta que no son queridas?

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  4. Pues ya hay una Ley que dice que las tareas domésticas deben ser compartidas. Lo se porque me la leyó el Juez cuando me "recasé"

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    1. Algún día también me gustaría "recasarme" (con mi marido actual, por supuesto). El bodorrio que tuvimos fue para complacer a mi suegra y mi madre.

      No sabía que la ley imponía compartir las tareas domésticas. Otra cosa que debería imponer, es la prohibición de que uno de los cónyuges se gaste en caprichos el dinero que al otro le ha costado tanto ganar (como ocurre en el caso del marido de la hermana de mi cuñada)

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