martes, 16 de julio de 2013

La fuerza de la gravedad

Con lo feliz que yo era disponiendo de tiempo libre para leer, tumbarme a la bartola sin hacer nada, pasear por esta ciudad que, aunque sea tan pequeña que se puede recorrer a pie de un extremo a otro sin jadear, siempre hay rincones por descubrir porque es como un laberinto capaz de ocultar lugares que pueden estar tan cercanos, entre el cielo y la tierra, a la altura de la vista o la de un pájaro, que es una sorpresa no haberse topado con ellos antes. Hoy me han robado casi todo el tiempo libre del que disponía. El nuevo constructor que ha venido a sustituir al que solía hacer las casas unifamiliares en algunos de los pueblos de la costa granadina, en concomitancia con el aparejador de esta misma zona, ha decidido que las obras no necesitan tantos hierros. Ha hecho sus propios cálculos omitiendo los coeficientes de seguridad y la posibilidad real de que exista en esta zona un terremoto de mediana intensidad. La gente no suele creer en lo que no ve. La fuerza de la gravedad, aunque sea tan evidente y fácil de demostrar, no se palpa: el dinero de esos hierros que no se colocan en la obra, sí se toca. 

4 comentarios:

  1. Lamentable. Si no estoy mal informado es esa una zona, junto a Almeria y Murcia, propensa a terremotos. Yo viví en Sevilla el de la madrugada de febrero de 1968. ¡Terrorífico!. Aún recuerdo el rugido del interior de la tierra y el mal sabor de boca. Después me dijeron que es a eso lo que llaman "el sabor del miedo", por el descontrol de las bilis o algo así.

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    Respuestas
    1. He estado buscando por la hemerotecas de la Vanguardia y el ABC (El País sólo alcanza hasta 1.976, que creo que fue cuando se fundó), pero en ninguna he encontrado la noticia del terremoto de 1.968. El caso es que tuvo que ser muy fuerte porque mi madre también lo recuerda con todo detalle (su primer terremoto, como ella lo llama). Dice que fue como un gran crujido, creyó que la casa se iba a partir en dos; y que salió en camisón a la calle y no quiso volver hasta que amaneció.

      Espero que no haya ningún terremoto mientras estoy por aquí porque la casa donde vivo ahora no es sismorresistente.

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    2. Lamento mi error que le ha motivado un trabajo infructuoso. El terremoto a que me refería tuvo lugar el 28 de febrero pero, ¡de 1969! y no 1968. Se puede consultar facilmente en Internet, citandolo también por Terremoto del Cabo de San Vicente, del año indicado.
      Lo siento.

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    3. No tiene nada que lamentar: disfruto mucho del tiempo perdido en las hemerotecas. Me parto de risa con los anuncios, que parecen muy antiguos y extraños. Y es interesante saber qué era noticia hace casi medio siglo.

      Con esta fecha sí me ha sido muy fácil encontrar la noticia. La he leído en La Vanguardia. Habla de una duración de un minuto. Un minuto que ha quedado fijado en la memoria de muchos. Imagínese si aquí viviéramos un terremoto como el último gordo que tuvieron en Japón, que duró 8 minutos. Hace poco vi un documental de ese terremoto y empezaba con imágenes del movimiento de tierra en tiempo real (los 8 minutos completos del temblor en diferentes ubicaciones), ponía de los nervios incluso verlo.

      Le he mandado el artículo de La Vanguardia a mi madre, que también sentía mucha curiosidad.

      Muchas gracias.

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