lunes, 15 de julio de 2013

Bichos

La señora del bajo con el síndrome de Diógenes se ha marchado esta mañana y esta misma tarde los hijos han venido para limpiar el piso. Se les nota bastante avezados en la labor de dejar impoluto lo que parecía un contenedor de basura gigante. Venían preparados con mangas largas, guantes, detergentes... y mucho insecticida que han rociado a mansalva al mediodía. El hedor a producto químico subía por el hueco de escalera hasta mi piso. Cuando bajé después de comer -en lugar de dormir la siesta, como Dios manda-, para ir al supermercado, encontré un ejército de cucarachas y otros insectos muertos, con las patas para arriba y quietos como hojas secas en otoño -era el ruido que hacían al pisarse: algo rígido y frágil quebrándose bajo el peso de mis pies: crack, crack, crack...-. 

2 comentarios:

  1. Un admirable comportamiento de los hijos, pero en cuanto a la siesta, ignoro si la manda Diós, pero de todas formas es ¡SANTA!, tanto es así que es de las pocas palabras que hemos aportado a otras lenguas.

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    1. Sí, los hijos de esta señora son admirables. Mientras estuvo viviendo aquí, venían una vez todas las semanas a limpiar a fondo el piso de la madre e intentar tirar algunas de las cosas que ella acumulaba (aunque la mujer se resistía y muchas veces, en cuanto los hijos se marchaban, ella lo recuperaba de los contenedores).

      Creía que sandía también era propia de nuestro país (la palabra, no el fruto), pero al parecer es paquistaní (la región de donde procede originalmente este fruto).

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