martes, 4 de noviembre de 2014

La buena estrella

Una cosa buena se puede decir del marido de la hermana de mi cuñada: ama a su perro. El sábado nos los encasquetó, sin preguntarnos previamente si teníamos planes o deseábamos cuidárselo. La excusa era que lo había llevado por la mañana al veterinario y por la tarde tenía que ir a visitar a un amigo al hospital. Sus palabras no eran creíbles. El sábado fue el día de todos los santos, y tanto en Jaén, donde vive, como en Granada, era fiesta y los veterinarios, a no ser que fuera una urgencia, no estaban disponibles. Imaginamos que quedaba mucho menos egoísta decirle a su mujer que el perro necesitaba una revisión a soltarle la verdad: se gastaba 1/4 de lo que gana al mes por el paro en ver un partido de fútbol, el Granada-Real Madrid. No fueron sospechas o perspicacia, fueron evidencias: volvió con una bufanda del Real Madrid al cuello, canturreando el himno y soltando pestes contra el barça (en su cabeza no cabe la posibilidad que algunas de las personas que lo rodean puedan ser forofos de otro equipo diferente al Real Madrid). Guille no se ofendió, sabe que en el fondo no es culpa del marido de la hermana de mi cuñada, porque cree que ese hombre tiene algún problema mental. La primera vez que lo vio pensó que tenía un brote psicótico (cuando yo lo vi por primera vez -nadie me avisó que ese era su estado natural-, pensé que estaba perjudicado por alguna sustancia psicotrópica -que estaba de coca hasta el culo- e intenté impedirle que condujera). 

Dicen que los perros suelen parecerse a sus dueños. Por fortuna en este caso no es así, y Rasqui no es ni remotamente un reflejo de su amo. Es como una oveja en miniatura y sus ojos son tan expresivos que parecen humanos. Cuando su dueño se fue, el animal estuvo un rato pegado a la puerta, a la espera de su regreso. Guille consiguió que abandonara su actitud tentándolo con un poco de agua y una loncha de jamón york. Desde ese instante Guille y el animal fueron como un tiburón y su lamprea: Rasqui nadaba alrededor de Guille, no se separaba de él ni unos centímetros. Durante unas horas Rasqui fue nuestro juguete, un juguete capaz de agradecer las caricias y mimos. Es curioso lo fácil que resulta cogerle cariño a un animal como ese.

Tanto Guille como yo tenemos perro (el suyo se llama Jordi, la mía Tula). Nos lo cuida mi suegro biológico. Pero el título de dueños es solamente nominativo, tan tangible como esas propiedades de estrellas que venden por casi nada y cuyo valor real es aún más insignificante. 

Lo vimos marcharse con tristeza. Asombrados por que alguien tan incivil como el marido de la hermana de mi cuñada -tan egoísta y molesto para quienes lo rodean que sus vecinos del bloque donde vive se han vengando de él rajándole los cuatro neumáticos del coche-, sea capaz  de ser querido por su perro. Eso le proporciona el único ápice de humanidad que posee. 

6 comentarios:

  1. la "hermana de tu cuñada" no es también tu cuñada? no entiendo esa forma de hablar, a no ser que sea ..no sé, medio hermana, hermanastra, hermana no biológica? pero aun así seguría siendo tu cuñada.
    vivo en un mar de dudas :-D
    pam

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil perdones. Debería haber aclarado mejor. Mi cuñada es la mujer de mi hermano; su hermana, creo, en todo caso sería mi concuñada. Aunque, en realidad, prácticamente sólo es una desconocida porque apenas nos hemos visto media docena de veces en los inevitables eventos familiares (por eso fue tan extraño que su marido nos pidiera el favor de cuidar a su perro: a él lo conocemos aún menos)

      Mi familia es bastante normal. Lo único raro son los padres de Guille -mi marido- que tiene dos: el biológico, al que apenas conoció porque el matrimonio católico de su madre se disolvió poco después de su nacimiento, y con quien sólo tuvo contacto después de nuestra boda, y el hombre que él considera padre, el segundo marido de su madre, quien lo crió. Se parece más en todos los aspectos -incluido el físico- al padre no biológico que al biológico.

      Mejor vivir en un mar de dudas que no morir en un piélago de calamidades.

      Eliminar
    2. Mi admiración por Rasqui.
      Yo creo que en ese caso no hay tal relación familiar. Concuñados/as son las personas cuyas mujeres o maridos son hermanos entre sí. Por ejemplo: El marido de la hermana de mi mujer es mi concuñado, pero la hermana o hermano del marido de la hermana de mi mujer no tiene relación de parentesco conmigo, aunque haya muy buena relación. No se si me explico.

      Eliminar
    3. Se explica perfectamente. Me hago un lío con esto de los parentescos. Cuando voy al pueblo de mi abuela, siempre encuentro a alguna mujer de las conocí cuando ella aún vivía y sabe hacerme con todo detalle el árbol genealógico (en los pueblos todo dios termina siendo familia). Las admiro mucho cuando me terminan asegurando que soy sobrina-nieta tercera por parte de madre de fulanito o fulanita.

      Sí, Rasqui es un bicho admirable. Sin él el marido de la hermana de mi cuñada sería un completo cafre. La última salvajada que ha hecho: destrozar la puerta de la guardería del colegio de su hija. Una de las profesoras le aconsejó que llevara a la niña a un especialista porque tenía un leve retraso respecto a los demás niños. En lugar de agradecerle a la profesora su advertencia, se lió a patadas con la puerta. Por fortuna para la niña (bastante castigo tiene con no poder cambiar de padre) sólo se trataba de un pequeño problema de audición que le han resuelto con un audífono.

      Eliminar
  2. Esos líos con los parentescos son casi inexistentes para los chinos. pues, a diferencia de la cultura occidental, en donde cuando dices tío o primo, y empiezas a decir por parte de madre, por parte de padre, es menor que yo, primo segundo... en china, la denominación te indica, si es por parte de padre o madre, si es mayor o menor que tú (o tus padres), si es tío segundo o tercero... incluso el parentesco puede extenderse (ya sin títulos claro está) a nueve familias. Hasta el siglo XIX, las faltas contra el Emperador, demandaba la decapitación a quien cometió la falta, más todos los familiares enlazados nueve generaciones arriba, abajo, y hacia los lados. (prácticamente un genocidio).

    Respecto al tema de los animales, generalmente cuando son perros pequeños o gatos encariñados con humanos, son muy susceptibles a mimos y cariños, sabiendo muy bien corresponderlos. Te lo dice alguien que tiene gatos en casa y en oficina, y una dulzura que quiere más a sus perritas que a mí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Menos mal que no soy china, lo tendría mucho más complicado que ahora que me hago un lío tremendo.

      En Corea del Norte pasa algo parecido en la actualidad, aunque por fortuna no llega tan lejos en las generaciones. Si tus padres han ofendido al dictador son encarcelados, al igual que los hijos, con la pena correspondiente al delito, y cuando salen, no pueden optar por ningún puesto público y jamás dejan de ser sospechosos de traición.

      A mí siempre me han gustado los animales, pero creo que los que he tenido siempre han sido muy ariscos -puede que la personalidad del animal termine siendo fiel reflejo de la de su dueño-. Durante mi infancia tuvimos una perra que sólo quería caricias cuando tiraban cohetes durante las fiestas o hacían maniobras con armamento real. En este último caso no era un sonido tan bonito, eran detonaciones secas, sin el agradable silbido de los cohetes, pero a ella le daba lo mismo. Se metía entre tus piernas y no te dejaba dar un paso hasta que le pasaras un par de veces la mano por el lomo para que la tranquilizaras (qué sabios son los animales).

      Eliminar