jueves, 23 de febrero de 2012

Dormir, tal vez soñar...

De lo que va de semana aún no he dormido ni un día en la cama. Dormito en el sofá o delante del pc mientras se calcula una estructura gigantesca que está tardando una eternidad en dar los resultados necesarios para que pueda ser construida. Es para un edificio de 25 plantas en Barcelona. Está diseñado por un antiguo jefe, su calculista le ha fallado a última hora y se ha acordado de mí, con un plazo de 10 días. Me encanta calcular estructuras. Es como un juego. Tienes que buscar el equilibrio entre las dimensiones, la resistencia de los materiales y los esfuerzos que gravitarán sobre cada uno de los elementos portantes. A veces la cosa se complica y el programa de cálculo persiste en un error que parece irresoluble. En ese caso es mejor dejarla, descansar de ella durante un rato, incluso dormir, y la solución a veces viene sola. Puede que te arroje del sueño con una solución que puede ser muy simple. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo no se me ocurrió convertir en viga ese zuncho o añadir aquí una ménsula? Me gusta en el momento que soy capaz de visionar la estructura, las fuerzas se convierten en un fluido que recorren cada elemento, reblandeciéndolos, delatando sus puntos más débiles. 

El CYPE, el programa de cálculo que utilizo, obliga a estar atenta a él. Esta estructura tarda en calcularla tres horas y media, a pesar de que mi ordenador es bastante potente. Si salta una indicación de error, serían tres horas y pico perdidas. Si leo me abstraigo lo suficiente para no hacerle caso a lo que pueda salir en las pantallas. Así que permanezco sentada delante del pc, con los cascos puestos, escuchando el Requiem de Mozart (es la música que me apetece escuchar cuando tengo que permanecer insomne). Los últimos datos de la estructura corren por la pantalla (una serie de números que resultan familiares). El número de los pilares y los pórticos. Cuando salga el resultado, sólo quedará reparar las posibles flechas de las vigas. Pocas, seguro. Pero eso lo haré mañana (mañana siempre es el periodo posterior a haber dormido). Para cuando termine de calcularse esto, Guille ya se habrá levantado. Habremos desayunado juntos y entonces yo ya podré meterme en la cama. Hacer algo después de una larga abstinencia, proporciona un placer enorme y momentáneo que desaparece casi de inmediato. La primera sensación de extender los brazos y las piernas bajo las mantas; o una ducha caliente después de varios días sin hacerlo (no es que sea una marrana, es que durante algunas excursiones, integrales de la Sierra o largas travesías que duran tres días o una semana, es imposible hacerlo). El primer sorbo de agua cuando se está tan sedienta que ni se puede hablar.... o la primera caricia cuando tu pareja ha estado una semana fuera. 

En la sección del foro de Solo Arquitectura que visito en los últimos días para ver si me han respondido a algunas dudas, están de greña. No comprendo a la gente que están constantemente enfada. Lo miro por encima. Prefiero no hacer caso. 

Antonio Muñoz Molina ya ha colgado la entrada de hoy en su blog. Sentía curiosidad desde hace unos días por las lecturas que tendrían en el curso que está impartiendo. Pero no pregunto. Demasiado respeto por quienes admiro mucho. Sólo he leído Cartas a Milena, de Kafka. 

Si me rescatas 
del frío, 
prometo abandonar
el invierno

Cuando vuelva a casa tengo que hacer Espirales de hojaldre relleno. Aquí sólo disponemos de un microondas.

¿Dónde se ha metido Ángela? Lleva ausente unos días. 

Vaya, un error cuando le faltaba menos de media hora de cálculo....


6 comentarios:

  1. Anda, que honor, si estoy de artista invitado hoy en la entrada :-) Alguien que lee La Intemperie!!
    La verdad es que ese verso me encantó, y veo que no soy el único, otras personas me lo han comentado. Espero que la fotografía le haga honor.

    Gracias por incluir el verso en tu entrada de hoy, todo un orgullo entre insignes personas como SAP y Ángela :-)

    Un abrazo.

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    1. Mil perdones, Manuel, debí pedir permiso.

      Que conste que soy asidua a tus blogs (al de fotografía y al de poemas, el que tienes con Felipe). Gracias a vosotros he recuperado hace poco un grupo que tenía un poco sumergido en el olvido: Vetusta Morla (maldita dulzura)

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    2. De perdón nada, que si está en Internet se puede usar, solo faltaba.
      Estuve viendo en Madrid en diciembre a Vetusta Morla, un concierto buenísimo. La verdad es que es un grupo buenísimo, el segundo disco es casi mejor que el primero, que era difícil.
      Ah, y por cierto, si te gusta el Requiem de Mozart no puedes dejar de escuchar la versión que hizo Savall de él (si es que no lo has escuchado):
      http://open.spotify.com/album/2CJ4rQb2YCOv4T5plXcYUH

      En honor a ti he subido un nuevo enlace al de fotografía, además de retratos, que dices que es lo que te gusta.

      Un beso.

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    3. Qué suerte has tenido al poder escuchar a Vetusta Morla en directo. He estado mirando los conciertos que van a dar y creo que tiene más posibilidades de verlos nuestro admirado AMM que yo (van a New York, pero no se acercan ni a Málaga, Granada o Barcelona -de momento-). Del nuevo disco, la canción que pusisteis en vuestro blog de poesía, Maldita dulzura, es muy buena. De esas canciones que, por mucho que la escuches, nunca te cansa.

      Me ha gustado la versión de Savall del Requiem -ya lo he escuchado repetidas veces- y creo que esta noche volverá a tocar porque volveré a ser insomne.

      Tu blog de fotografía siempre está lleno de sorpresas. Me encanta la fotografía del hostal en ruinas. Con el enfoscado resquebrajado, las ventanas clausuradas y la escalera vista intacta. Es difícil de imaginar que un día fue un lugar habitado y con clientes.

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  2. ¡Estoy en Madrid, disfrutando de mi nieta! Es una niña preciosa, qué va a decir su abuela. No, en serio, es preciosa y me encanta y me lo paso muy bien mirándola y dándole el biberón y todo y todo y todo.
    La conexión a internet ha estado bastante antipática estos días de atrás, así que entre eso y la niña, pues no he dado señales de vida. Pero aquí estoy, feliz.

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    1. ¡Qué suerte! Había imaginado algo parecido. Recuerdo cuando nació mi sobrinilla (ahora tiene casi 11 años -el tiempo vuela-) me pasaba lo mismo: nos quedábamos embobados mirándola, y estábamos deseando que se despertara. Cada eructo, balbuceo o gesto de la niña, nos hacía desternillar de risa.

      Espero que disfrutes mucho. Pero no te olvides de nosotros y vuelve de vez en cuando por los blogs (sobre todo el de AMM).

      Besos

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