viernes, 18 de noviembre de 2016

Sin alma

Guille ya no lee este blog, pero me pregunta sobre qué escribo. Creo que teme ver algún comentario sobre él que no le agrade. ¿Trump? Propone y acierta. Para Guille Trump, a medida que va saliendo a la luz su equipo de gobierno, es como un meteorito que se acerca y amenaza a la Tierra; una destrucción masiva de la que nadie puede salvarse.

¿El Pequeño Nicolás? Vuelve a proponer y esta vez se equivoca. Me enseña la fotografía de ese sujeto en el periódico. Tiene cara de bobo, con la boca medio abierta; de gilipollas, con la mirada caída. Parece blandito, sin huesos, alimentado exclusivamente de bollería industrial y gominolas de ositos de colores.

Le aclaro que escribo sobre mi abuela. Está convencido que mi abuela y mi madre merecen una película o una novela, por su forma excesiva de aferrarse a los hombre que amaron. Piensa que sería una novela o película romántica; pero yerra. Simplemente serían dramas anodinos y aburridos, interminables. En la ficción es fácil confundir la enfermedad, la pereza o la inercia con el amor. 

Existe una profunda frontera entre la fantasía y la realidad. El secuestro de una mujer por una bestia en la realidad es atroz y cruel; en la ficción esa historia se puede convertir en un cuento infantil, sobra con negar el miedo y los deseos de libertad de la mujer. Después de todo, y con los tiempos que corren, es posible que las mujeres volvamos a perder nuestra alma. 

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