domingo, 20 de noviembre de 2016

Ciegos

Los hoteles más desconocidos son los de la propia ciudad. Buscamos uno cerca de casa para los padres de Guille y su tía, con accesibilidad para misnuválidos porque mi suegro necesita una silla de ruedas para moverse por culpa de los achaques que le empezaron a atacar sin piedad desde que se jubiló, como si el trabajo lo hubiera mantenido sano hasta el momento de cerrar el despacho. 

La normativa de minusválidos es muy estricta. Fija el tamaño mínimo que debe dejarse para los pasillos, las puertas, la pendiente máxima de las rampas, la altura de los botones de los ascensores...

Mi cuñada negra asegura que los blancos nos pringamos de su color cuando vamos con ella, y tiene razón, porque recibimos el mismo trato. Lo mismo ocurre cuando vas junto a quien utiliza una silla de ruedas: te topas con sus problemas y con el trato que recibe.

Para llegar a la recepción del hotel mi suegro tiene que recorrer un pasillo estrecho, en pendiente, sofocante, interminable, lleno de los olores que los extractores de la cocina no consiguen atrapar, sin decoración, con la mortecina luz ahorrativa de los lugares no destinados al público y atestado de personas apresuradas a la hora de cambio de turno del hotel porque es la entrada destinada a los trabajadores. 

Me sonrojo al recordar algunos proyectos que he hecho. Cumplir la normativa de minusválidos era como un ladrillo más en un gran muro, un simple trámite que solventar, y poco importaba que el baño destinado a minusválidos en un bar estuviera en el fondo del almacén o que el acceso a los ascensores de una urbanización se tuviera que hacer desde el garaje porque el portal tenía escalones. 

En la facultad nos enseñan a tener sensibilidad con la combinación de los colores y las proporciones de las formas, pero no en el trato de las minorías. No es suficiente con cumplir con las medidas mínimas impuestas por la normativa, hay que evitar que se sientan ciudadanos de tercera. 

1 comentario:

  1. No había visto ese punto desde esa perspectiva. Si bien como mecánico dudo que me vaya a topar con esas disyuntivas, si tendré en cuenta, en la medida de lo posible tu reflexión.

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