lunes, 5 de mayo de 2014

No matarás a los dinosaurios

Los dinosaurios se extinguieron porque no cabían en el Arca de Noé. Charles Darwin tuvo que escuchar esta explicación de boca de uno de sus socios y compañeros en uno de los primeros viajes que hizo en busca de especímenes que reforzaran su teoría de la evolución. O, al menos, eso afirmaban en una película-documental que vi hace poco. Qué teoría más ridícula y arcaica resulta hoy día. Inexplicable que un hombre de ciencia la creyera. Por que, por fortuna, avanzamos... ¿o no?

La noche del sábado al domingo desperté de madrugada, pero antes de que amaneciera del todo, volví a la cama porque me gusta estar tumbada al lado de Guille, con la frente pegada a su espalda. Me quedé como un tronco, y Guille, pérfido, dejó que durmiera hasta que el almuerzo se convirtió en mi desayuno. Cocinó él. En su plato había trocitos de conejo; en el mío, medallones de solomillo de cerdo. Ambos había estados sumergidos en el mismo caldo encebollado.  Cuando me quedé mirando su plato, preguntándome qué placer podía sacar de unos trocitos de carne minúsculos que tenía que ir royéndolos como si fuera un ratón, susurró inesperadamente: Pobre Mambrú. Su ocurrencia me hizo partirme de risa. Aún sonrío al recordarlo. La existencia de Mambrú no era algo que hubiéramos comentado, pensaba que él ignoraba todo del gato porque hemos llegado a tener la capacidad de poder ignorar las peleas y broncas de nuestros vecinos. Parece como si en su unión sólo hicieran dos cosas: discutir y fornicar.

De mis vecinos, a pesar de la cercanía impuesta por la medianería sonora, desconozco si tienen valores cristianos. No creo que se respeten mucho el uno al otro, pero tampoco los imagino llegando a las manos y menos aún matándose. Guille y yo no tenemos ningunos valores cristianos, lo que no impide que nos respetemos, queramos y nos consideremos iguales dentro y fuera del matrimonio. Aunque seguro que el párroco de Canena, un pueblo de Jaén, discreparía. Este señor, durante la misa de la primera comunión de unos cuantos niños ha soltado: Hace treinta años había mucha más incultura, pero, a lo mejor un hombre se emborrachaba y llegaba a su casa y le pegaba a la mujer, pero no la mataba, como hoy. Hoy es que la mata. O él a ella, o ella a él. ¿Por qué? Porque antes había un sentido moral, que hoy no lo hay. Antes había unos principios cristianos, y antes había unos valores, y antes se vivía los mandamientos, y una persona tenía una formación cristiana, y, aunque se emborrachara, sabía que había un quinto mandamiento que decía: No matarás. Pero hoy, como no se sabe nadie qué son mandamientos ni hay frontera entre el bien y el mal... ¡Pero qué burro es el párroco!



Es como si un sector de la Iglesia no avanzara y mirara con añoranza constantemente al pasado, a ese tiempo oscuro en el que España era católica y apostólica y mandaba un señor ridículo, bajito, con tan altos valores cristianos que hasta guardaba en su dormitorio el brazo incorrupto de Santa Teresa. Eso sí, el mandamiento de No matará, parecía no conocerlo. 

2 comentarios:

  1. Recuerdo que en la universidad había una materia que se llamaba "estudio y comprensión del hombre". En ella trataron el tema de las religiones: la religión como concepto, la cristiana y la budista. La conclusión que saqué es que fueron hechos para moldear nuestras conductas y comportamientos a nivel individual y colectivo. Ahora, que de eso, pasemos a los milagros, santos, demonios, más allá, vida eterna, entre otros, pues es como condimento para que el tema sea más... digerible, en exceso estropea la comida.

    Hablemos de un tema, más constructivo: del gato Mambrú!! seamos honestos, es más positivo y entretenido hablar sobre él. Me lo imagino blanco, peludito, bigotudo y curioso, con cuatro patas y una cola.

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    1. Ja, se nota que no tienes que soportar a mi vecina con su voz chillona y aniñada haciendo carantoñas al bicho. A veces suelta los mismos grititos para reprocharle algo al gato que cuando mantiene relaciones con su pareja (es bastante monótona en los sonidos que suelta).

      Imaginas a Mambrú como a tu avatar. Pulula por Youtube un vídeo con fotografías de perros y sus amos. Si barajaran las fotografías de los dueños y los animales, por su aspecto físico, se podría relacionar a los unos con los otros sin cometer ningún error. No imagino al desdichado animal con el físico de mi vecina, pero sí con su comportamiento y en mi mente es semejante a un gato egipcio, sin pelo, con la piel amoratada y transparente, llena de venas, cabezón y arisco... un bicho apropiado para aparecerse en las pesadillas.

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