viernes, 3 de junio de 2011

Injusticia!

Esta mañana he ido a buscar la tija de una moto a una tienda de recambios que tengo cerca de casa. La necesitaba para conocer el diámetro de los ejes y el avance, para adaptarlos a una pieza que estamos diseñando. La tienda, faltando a la costumbre de los últimos tiempos, estaba llena de gente. En lugar de esperar, como tenía tiempo y hambre por no haber desayunado, me fui al bar más cercano, con la esperanza de que entre tanto la tienda se despejara de clientes. En el bar, para mi sorpresa -porque es un chaval que da la sensación que no abandona su trabajo ni para miccionar- estaba el encargado de los recambios de la tienda de motos. Tenemos confianza y me senté con él. Aunque tenía delante un vaso de café con leche y un pitufo de paté, no estaba desayunando: estaba escondido del inspector de trabajo que aquella mañana había aparecido por la tienda.

Aún estoy perpleja!!!. Amparado en la crisis, en lo mal que van las ventas y en los caros que son los trabajadores, el dueño de la tienda tiene a dos de sus tres vendedores, cobrando el paro. Cumplen con su jornada laboral completa, no tiene que pagar por ellos la seguridad social y se limita a completar el sueldo que tenían originalmente, restando lo que cobran del paro. ¿Y cuando se te acabe el paro? Él se encoge de hombros y no dice nada (creo que porque si lo hubiera hecho, habría delatado que estaba a punto de llorar). De todas formas, ambos sabemos la respuesta: irá al paro, al paro verdadero y sin prestaciones sociales. Y lo peor es que si denuncio, el más perjudicado será el trabajador: no solo tendrá que devolver lo cobrado mientras trabajaba, también le caerá una multa. (Qué injusticia!!!).

Cuando ha llegado el ingeniero con el que comparto el diseño de las piezas de la moto, y le he comentado la injusta situación del chaval que él también conoce, en lugar de sorprenderse, ha soltado otra media docena de personas que conocemos ambos y que se encuentran en la misma situación. ¡Qué pardilla! Guille, mis hermanos, los compañeros del estudio de Barcelona: todos estaban al tanto de semejante injusticia y todos se sienten frustrados por no poder hacer nada.

2 comentarios:

  1. Y callando,callando, nos vamos labrando este futuro que ya es presente.
    ¿Por qué habrías de denunciar tú, cuando el afectado está aceptando la situación sin rechistar? Ellos son los que tendrían que haber denunciado a ese empleador desde el primer momento. Pero no lo hicieron, porque también sacan tajada. Y no se dan cuenta de que eso es pan para hoy y hambre para mañana, y de que permanecer en esa situación les hace cómplices de un delito, es decir, les tapa la boca para siempre.

    ResponderEliminar
  2. Al final hemos hablado con unos amigos de Comisiones Obreras. No se puede hacer mucho sin perjudicar al que, consideramos, es la mayor víctima de esta situación: el empleado. Ellos trabajan en Málaga, pero van a pedir a la sucursal de Granada que envíen inspectores propios casi todos los días a la tienda de motos (agobiar al dueño de la tienda, de momento, es lo único que parece funcionar en situaciones semejantes, sin perjudicar al empleado).

    Gracias por tu consejo. A veces se necesita "un empujoncito" para actuar y no quedarse cruzada de brazos.

    ResponderEliminar