viernes, 12 de julio de 2013

La colmena

Ahora que el curso universitario ha terminado, con la marcha de los estudiantes a sus casas y en las ventanas y barandillas de los balcones han proliferado los carteles de SE ALQUILA, me doy cuenta que este edificio es, principalmente, de gente que está de paso. Incluso la señora del bajo, la que tiene el síndrome de Diógenes, se marcha dentro de unos días. Los hijos le han encontrado un piso en el Albaicín, en una de esas calles tan escarpadas con pavimento desigual de cantos rodados. Piensan que así tendrá más difícil arrastrar todos los trastos inútiles que suele acumular en su casa (microondas, muebles viejos... cualquier cosa que pueda cargar en el armazón de un carro de la compra). También, por fortuna, se ha ido un estudiante cuyo entretenimiento era tocar el trombón, trompeta o la corneta (imposible distinguir el instrumento en los hirientes gemidos que llegaban hasta mi casa por el patio de vecinos). 


2 comentarios:

  1. Pues vaya suerte. Eso es a lo que llaman "matar dos pájaros de un tiro". La señora con el síndrome de Diógenes trasladada al Albaicín a ver si las cuestas la curan y el estudiante "tocador" del trombón, la trompeta o la corneta con la música a otra parte. ¡Hala a hacer puñetas". Que tranquilidad debe quedar.

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    1. Ahora que el calor aprieta y obliga a mantener las ventanas abiertas para intentar que la corriente de aire refresque un poco el ambiente caldeado por culpa de los ordenadores encendidos, se cuelan toda clase de ruidos. Al tío del trombón le ha venido a sustituir un crío de corta edad que está aprendiendo a hablar y parece encantado de escucharse parlotear. Pero este ruido es muy agradable.

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