miércoles, 23 de octubre de 2013

Top Secret

Era imposible ver algunas películas con mis hermanos sin que te sacaran de la trama porque hacían comentarios como: ¿Ese helicóptero es americano, cómo lo iban a tener los rusos? Ese revólver se inventó medio siglo después... Es lo malo de conocer muy bien algo.

Esta mañana hemos tenido una reunión con los señores de la seguridad el edificio del Centro de la Salud. En una de las alas (donde se guardarán los animales vivos y en algunos despachos) la seguridad va a ser vanguardista: lectura de las huellas dactilares y lectura del iris. Por lo que nos han explicado, son ridículas esas películas en las que alguien corta el pulgar o el índice a un sujeto para poder abrir una puerta protegida. El sistema que utilizan también mide la temperatura corporal, con lo que se impide, además, que se pueda utilizar guantes de látex con la impresión de una huella del dedo.

En las llaves especiales con lecturas de iris el sistema emite unos destellos de luz que hace reaccionar la pupila (no ocurriría si la persona está muerta). Si la pupila no reacciona, el sistema se queda bloqueado. Lo mismo ocurre con la lectura dactilar.



Cámaras de seguridad, cerraduras con triple llave en algunos despachos, cajas fuertes... ni los bancos están tan protegidos. Pero quienes asusta más al gerente de la empresa, son sus propios trabajadores: ¿cómo proteger sus patentes de quienes deben crearlas?

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ja, eso es lo malo: el peligro real puede estar dentro, y no venir de fuera (para lo que realmente están protegidos). Aunque debe de ser muy complicado eso de protegerse de sus propios empleados.

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  2. El secreto mejor guardado del mundo (sin necesidad de tantas tcnologías) es el de ser feliz. Y protegido contra robo o expolio. Tiene un problema: la felicidad, tan pronto la tocas con la punta del dedo, se rompe: es tan frágil...

    AG

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    1. Yo creo que el secreto de la felicidad, es ser realistas y conformarse con lo que se tiene: tener aspiraciones en esta vida, pero sensatas. No imaginar que se va a ser feliz si se consigue determinada cosa y no percatarse de la felicidad del momento actual. Y sí, es muy frágil: sobra la enfermedad de alguien cercano o cualquier problema que se presenta, para que se rompa.

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