domingo, 21 de junio de 2015

Bifurcación de túneles

¿Dónde está el principio y el fin de las cosas? Un buen día te vistes por la mañana, desayunas como siempre, y esa misma ropa que te has puesto indiferente a primera hora es cortada sin miramientos en la camilla de un hospital porque es más importante salvarte la vida y lo más probable es que no vuelvas a necesitarla porque todo haya acabado. Dice mi madre que lo único definitivo, que lo único que no tiene remedio en esta vida, es la muerte (cuando utiliza el sentido común se suele olvidar de sus creencias religiosas). 

Exceptuando a Rajoy, y a los banqueros, para quienes nunca existió, la crisis no ha acabado. Hace pocos días recibía el e-mail de un compañero ingeniero contando las dificultades por las que ha pasado los últimos años y solicitando trabajo para sus ex-empleados. Supongo que la mayoría os reiréis porque os estoy pidiendo que en mitad de un mar embravecido le cedáis el salvavidas a quienes no conocéis de nada, decía. 

Para nosotros tampoco ha acabado la crisis. Hay que trabajar el triple que antes de la crisis, rebajando tantos los precios de los proyectos que a menudo son ridículos, intentando siempre esquivar a la Administración porque lo más seguro es que cobres cuando ya estás en la ruina. A veces me pregunto si nos hubiera ido mejor de quedarnos en Barcelona. Si hago la pregunta en voz alta, Guille me responde con una negación de inmediato, sin pensarlo. Para nuestros compañeros del estudio de arquitectura de Barcelona donde trabajábamos los dos, también ha sido complicado salir adelante. La mayoría han perdido: sus casas, su dignidad, su nacionalidad y/o su profesión. 


3 comentarios:

  1. Si, muy complicado, no veo yo demasiada salida pero no queda otra que segur en la brecha

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    1. Sí, tienes mucha razón. Y tener la esperanza que todo se acabe en algún momento y volvamos a lo que hasta hace poco se consideraba la normalidad.

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  2. Es posible que ustedes, al igual que nosotros, hayan cruzado el punto de no-retorno, con la única diferencia de que aún conservan su libre albedrío, su personalidad y su consciencia, y como no la esperanza. A este lado del charco, en el país con las reservas más grandes de petróleo, la gente ha cambiado su forma de pensar, se han vuelto caníbales, (por ahora en sentido figurado, espero que no llegue a ser literal) la hiperinflación ya es un hecho que el gobierno aún niega, y la deuda externa ya es insostenible. En caso de quiebra, Grecia les iría mejor que a nosotros, pues a ellos solo les quitarían la dignidad, a nosotros nos quitarían un poquito más.

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