viernes, 31 de mayo de 2013

La sinrazón de las leyes

Una de las primeras cosas que se aprende en arquitectura, es que las normas tienen más de una lectura. Si en una zona sólo te permiten edificar dos plantas que no superen los 7 metros de altura, te las ingenias para meterle a la planta baja la mayor altura posible y poner una entreplanta y bajo cubierta, en lugar de poner los tabiquillos en avispero convencionales para formar la pendiente, se hace un forjado inclinado y donde se permiten dos plantas -exteriormente parece que las tenga- en realidad se tienen cuatro. 

Sin cerebro ni siquiera somos un trozo de carne que pueda sobrevivir por sí mismo. Nuestra alma se pasea entre las neuronas por medio de impulsos eléctricos. Sin cerebro, un cuerpo humano ni siquiera es un animal (los animales tienen pensamientos), es sólo un tumor con la capacidad de crecer. Es lo que Beatriz está gestando en estos momentos, y lo que el Constitucional de El Salvador, su país, le obliga seguir incubando hasta que se produzca el parto a pesar del peligro que corre la vida de la madre. 

Preguntas:

¿Los jueces del Constitucional de El Salvador no han encontrado una salida viable?
¿Ha sido una decisión laica, o se han dejado llevar por una doctrina cristiana irresponsable?
¿Se dan cuenta que con la decisión que han tomado de mantener vivo un feto sin cerebro ponen en peligro la vida de la madre e impiden la existencia de los posibles hijos que pudiera tener esta mujer en el futuro?
¿Tendrán cargo de conciencia estos jueces si Beatriz muere, o pensarán que ha sido lo que Dios ha querido?
Si yo me equivoco calculando una estructura y como consecuencia de ese error muere una persona, yo sería responsable y sería juzgada por homicidio involuntario. Estos jueces que han tomado una decisión tan irresponsable, si como consecuencia de ella muere una persona, ¿serán juzgados?

Qué poco valor tienen algunas vidas para quienes deberían protegerlas.

2 comentarios:

  1. He comentado en otras ocasiones que nada se de arquitectura como Ciencia, pero tengo mi opinión como Arte y hay algo que me "corroe" desde siempre y he pensado: Como aquí se habla de esa profesión, aunque mi opinión no venga al caso, aprovecho y aquí "lo suelto".
    En general me gusta Gaudí y su obra modernista, especialmente la Sagrada Familia, conocida a nivel mundial, pero aquí tenemos a Anibal Gonzalez con sus, para mi bellisimas..., Plazas de España y de America, pero claro no inventa ningún estilo, y casi nadie lo conoce. Hasta su ciudad natal (Sevilla) le dedica una calle de tercer orden. Lo que pasa siempre, los que tienen las editoriales manejan el poder de información, como los americanos tienen las "maquinitas" de hacer cine y todo se ve del color como ellos miran.
    Por cierto, aunque cometa una aberración, no puedo silenciar que a mi "La pedrera" no me gusta. Si es un edificio habitable, me parece inhóspito, algo así como sería un hotel en ROCADURA, la ciudad de Los Picapiedras.
    Compruebo que para "dejar" el comentario, una de las dos palabras requeridas como contraseña es en inglés. Me viene muy bien para practicar, pues llevo estudiando ese idioma toda vida y siempre será mi asignatura pendiente... últimamente he mejorado algo.

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    1. Incluso en la facultad de Arquitectura se pasa casi de largo de Anibal González Álvarez-Ossorio. Aunque sus edificaciones son grandiosas y un entretenimiento para la vista, no innovó nada, sólo se inspiró en lo que ya existía; pero el principal problema del olvido casi voluntario de este arquitecto, es porque no está de moda su arquitectura recargada. Cuando estaba en la facultad encorajinaba que todos los profesores quisieran imponernos el mismo tipo de arquitectura minimalista, de líneas rectas, limpias, sobrias, sin adornos ni artificios. Era como si el cerebro de los profesores solo fuera uno y se lo pasaban de unos a otros cuando se ponían delante de los alumnos.

      (¡Ja! Me ha hecho gracia la comparación de la Pedrera con el hotel de Rocadura). Estamos tan acostumbrados a las líneas rectas dentro de las habitaciones (principalmente porque es la forma más cómoda de aprovechar el espacio) que cualquier curva nos remite a las cuevas. Gaudí no es más imitado porque, para los arquitectos de prestigio sería un menoscabo a su ego (cualquier obra inspirada en Gaudí, por ser un arquitecto tan original y vanguardista, sería prácticamente un plagio) y para los demás arquitectos, los mediocres, sería imposible por el enorme gasto económico y la dificultad de encontrar buenos operarios capaces de realizar los encofrados de esas formas sinuosas.

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