lunes, 22 de febrero de 2016

La larga e infinita agonía

El día se ha disfrazado de sepia, como si fuera una fotografía antigua. El cielo amaneció encapotado con una gruesa capa de arena del desierto. Al filtrarse la luz del sol llenaba de colores cálidos el paisaje. Mal día para morir. Influenciada por el cine, imagino que la gente muere sólo los días lluviosos, aunque el de la muerte de mi padre, a las puertas del otoño, fue cálido y soleado. 

En el teléfono sólo tengo instalado el correo electrónico de la empresa. Cuando llegué a casa pasado el mediodía y comprobé el particular, lo tenía lleno de e-mails informándome de la muerte del padre de Mario, un antiguo compañero de la facultad. Ha sido todo una sorpresa, porque el hombre llevaba muriéndose dos décadas de una de esas enfermedades degenerativas de siglas absurdamente breves. Siempre que Mario faltaba un par de días seguidos, imaginábamos que el luctuoso suceso había ocurrido y nos preparábamos para darle el pésame. 

Como casi todos los velatorios de una muerte largamente esperada, no ha sido triste. Más parecía un evento social. Incluso corría de mano en mano un termo con whisky que ha aliñado bebidas y soltado lenguas. Los logros laborales de los que alardeaban algunos al principio del velatorio fueron menguando hasta hacerse insignificantes. La crisis sigue presente y nos asfixia y constriñe el futuro, aunque ya no exista para los políticos y la prensa. 

El hombre que no se sabía tonto

Me gustan las comedias románticas. No hay que poner ningún esfuerzo para verlas y siempre tienen un final feliz. En Notting Hill la trama acaba bien porque el protagonista masculino tiene un amigo, con aspecto de pardillo, capaz de llamarlo tonto cuando todos los demás lo apoyaban en su decisión de dejar escapar a la chica. En el mundo real, nadie debería carecer de un amigo semejante. Seríamos más felices. 

Una historia verdadera (o tan verdadera como la prensa y una visión parcial de los hecho le permite ser). Un hombre y una mujer deciden iniciar una relación a principio de enero. El hombre se percata que su compañera tiene un perfil en una página web para ligar. Se crea un perfil falso en esa página y consigue ligar con su propia novia. El día de San Valentín, con la excusa de darle una sorpresa, la lleva a su apartamento y le enseña las conversaciones impresas que han tenido en la página de contacto. El sujeto se cree vengar de la mujer por el engaño que él mismo ha incitado. La mujer se termina yendo con bastante indiferencia mientras (creo entender, mi inglés es pésimo) el hombre grita que es libre.

Pero, lo que pretende ser una venganza del hombre, ¿no lo deja con los pantalones bajados? ¿No es el que peor parado queda en el vídeo? ¿No deberían haberle aconsejado sus amigos que no lo hiciera? Por que, ¿quién querría como pareja a un sujeto que apenas en un mes y medio de relación, y ante una mentira, en lugar de aclarar el tema, colabora en acrecentar esa mentira? Si tan perfecta creía a la chica, ¿no debería haber intentado aclarar el engaño? ¿Por qué no se preguntó qué tenía su yo ficticio para ser más interesante que su yo real? ¿Por qué, en lugar de acabar la relación con una simple conversación en la que descubre el engaño, tiene que formar toda esta parafernalia más propia de un adolescente que de un adulto?

Al final, se llega a la conclusión que la realmente liberada, en ese vídeo, es la mujer. ¡De menudo pardillo infantil se ha librado!

jueves, 18 de febrero de 2016

El destino de la montaña rusa

¿Por qué escribo historietas? 

Uno de los pacientes de mi tío Fermín tenía fobia a montar en las montañas rusas, y estaba en tratamiento. Yo no comprendía. ¿No sería mucho mejor mantenerse alejado de los parques de atracciones en lugar de atiborrarse de pastillas? Después de todo, la montaña rusa no te lleva más allá de donde partes y lo más probable es que acabes sin lo que guardabas en los bolsillos por culpa de la fuerza de la gravedad. Algunas personas hasta pierden el contenido a medio digerir de sus estómagos. Mi tío me explicaba que hay cosas que las personas necesitan hacer, aunque no lleve a ninguna parte. 

Escribir historietas es mi viaje en montaña rusa: no me lleva a ninguna parte, pero es divertido mientras dura y todo un reto. 

La sustituta

Rumiaba.

Hace poco tuve un pequeño encontronazo con mi nueva logopeda. Me llenó de dudas y prohibiciones. Consiguió angustiarme. Fue fácil encontrarle sustituta.

viernes, 5 de febrero de 2016

Los ojos de quien no quiere ver

El día 8 soltarán a un antiguo compañero de trabajo que fue detenido en Portugal con un alijo de cocaína. Ha estado tres años y pico en la cárcel. En este tiempo, además de mucho peso, ha perdido a su mujer, quien tiene otra pareja desde hace dos años. Su hija de seis años no lo reconoce. Su padre murió y no pudo ir al entierro. Su madre se ha enclaustrado en su casa, vive en un pueblo pequeño y no quiere salir a la calle por la vergüenza que siente. Perdió el trabajo en la empresa de mensajería que lo tenía contratado... preferible no imaginar qué otras cosas perdió dentro de la cárcel. Pero, si no lo hubieran detenido, ¿cuáles habrían sido las consecuencias de llegar la droga que transportaba al mercado? 

miércoles, 3 de febrero de 2016

La mala educación

Hace unos días, en una entrevista que hacían a Antonio Muñoz Molina, aseguraba que sentía vergüenza por algunas tradiciones españolas. Al mismo tiempo, en la prensa aparecía la heroicidad de dos energúmenos: habían matado a 72 lechones tirándose sobre ellos. En esos momentos me alegré de vivir en esta época y no medio siglo atrás porque semejante barbaridad, seguramente, habría sido convertida en una fiesta local: aplastamiento del lechón. Por supuesto, ganaría el que matara a más cerditos de un solo golpe. 

Pero el mal ejemplo cunde y se extiende como la pólvora. En el cortijo de los padres de una amiga de Órgiva, han aparecido dos noches seguidas, cinco gallinas decapitadas. A la tercera noche, imaginando que iba a ocurrir lo mismo, se quedaron vigilando; no ocurrió nada. La cuarta, en la que no había vigilancia, volvieron a aparecer las gallinas muertas. A la quinta, el dueño del cortijo, sin decir nada a nadie, se quedó vigilando. Era su sobrino y cuatro amigos. Decapitaban las gallinas con un machete para grabarlas mientras corrían descabezadas. En esta ocasión, como la de los lechones, no se le puede culpar a la juventud de los descerebrados tales hechos porque tienen entre 23 y 27 años. 

Desde el otro lado

Hoy me he topado con una jueza cuyo único fin parecía ser conseguir la infelicidad de todas las partes, incluido un bedel que se atrevió a darle un botellín de agua de una marca que no le agradaba. Por fortuna, el mundo no está lleno de profesionales obstinados en conseguir el mal ajeno. 

Mi dentista es muy bueno en su campo, aunque tiene un pequeño defecto: es sádico. Entre sus juguetes hay un extraño aparato, una cucharilla diminuta, plana, blanca, que se pone a bastantes grados bajo cero. Con ese aparato consigue que los dientes dañados se recalen. Yo no tengo ninguno en este momento, pero mis paletas son muy sensibles porque las tenía de conejo y me las lijaron por la parte inferior. Cuando contraigo el rostro por el dolor, aunque intenta evitarlo, en la boca de mi dentista aparece una sonrisa extraña, se le levanta el labio superior y enseña únicamente un colmillo perfecto y tan blanco como la esclerótica de sus ojos. Durante mi última limpieza, me atraganté con el agua que escupe la fresa: me lo imaginé con toda la parafernalia de un sádico, incluido taparrabos de cuero y un arnés lleno de anillas metálicas. Mi dentista es tan escaso de carnes, que podrían utilizarlo para dar una clase de anatomía sin despellejarlo.  Y tan peludo que si se afeitara desaparecerían las ganas de hundir las manos en su pelambrera y llamarlo Monito bonito

Otra de las profesionales que visito con regularidad, mi ginecóloga, es muy eficiente; a veces le sobra ver el rostro de las personas para deducir el problema: si existe dolor o sólo se trata de una revisión ordinaria. Le gusta dar explicaciones muy detalladas llenas de símiles. Puede que ahí esté su único defecto. En su afán por prevenir, presagia problemas que son sólo probables. ¿Pérdidas de orina? No deben preocuparte. A partir de los 30 es algo normal, sobre todo cuando se estornuda o hace un esfuerzo. Suele ocurrir más en mujeres que han dado a luz, pero no se llevan la exclusividad. Los orgasmos también se modifican a partir de tu edad. Es como si a las terminaciones nerviosas se hubieran puesto un capuchón y no quedas tan satisfecha como antes... Me pregunto si su pareja es psicólogo y se derivan los pacientes de una al otro. 

Me pregunto qué defectos encontrarán en mí mis clientes. Solemos ser quienes menos nos conocemos.

lunes, 1 de febrero de 2016

Tedio

Llueve. El agua ha anegado el camino empedrado y las gotas salpican al caer formando cráteres de paredes altas y caprichosas que apenas duran un segundo. El ruido del agua es interrumpido de vez en cuando por un trueno lejano. Si dejara de llover, seguirían cayendo gotas de agua porque hay árboles, esponjas, que van arrojando el agua que empapa sus hojas y ramas poco a poco. Me gusta salir a caminar cuando llueve, sin paraguas, con la capucha del chubasquero puesta, para escuchar la lluvia que cae con la resonancia de una piel de tambor. Nunca me dieron miedo las tormentas, pero prefiero los truenos que caen lejos, esos que se alargan por el eco y parecen mucho más intensos que los que caen en la cercanía y apenas duran un estruendoso instante. Puede que me gusten por la idea de lejanía, por producirse muy apartados de donde yo estoy: durante mucho tiempo, sobre todo en mis años de internado, siempre quería estar en cualquier parte que no fuera precisamente donde me encontraba. Nada me ponía más triste y melancólica que el olor de la gasolina quemada que dejaban los coches al irse. 

Seguirá lloviendo durante 8 horas, tres minutos y treinta y ocho segundos. He tenido que recurrir a Youtube para ver llover porque aquí hace mucho que no cae una gota. Por las mañanas el cielo amanece impoluto, azul intenso, como de principios de verano. A veces el contraste de una nube muy alta y blanca lo hace parecer aún más intenso. Ayer por la tarde apareció un cúmulo sobre Sierra Nevada. Era denso, de formas muy definidas y delimitadas, suaves, como si el viento lo hubiera erosionado y redondeado durante siglos. Puede que la nube continúe ahí, pero si es así, la oscuridad la perfila como una mancha clara, como parte de las montañas. Mañana, según el tiempo, tampoco lloverá.