¿No deberían pasar los libros un control de calidad? ¿Es lícito que nos vendan cualquier producto tan pésimo que da vergüenza ajena pensar que un adulto en su sano juicio ha escrito eso?
Rebobino... empiezo por el principio. Mi cuñada presume de no haber leído un libro en toda su vida (sí, lo sé, yo también me pasmo; pero ella se pasma igualmente, y me considera una friki recalcitrante, porque soy capaz de pasarme toda la tarde del domingo leyendo encerrada en casa; así que estamos empatadas). Está apuntada a una asociación de mujeres. Suelen hacer manualidades, compartir recetas de cocina, ir a algún evento cultural... y esta semana les ha tocado leer Cincuenta sobras de Grey, de E.L. James. Ella quiere seguir siendo virgen en eso de la lectura, pero también quiere quedar bien ante sus compañeras (como si fuera una alumna aplicada). Y me ha encasquetado el libro y pedido que le haga un resumen porque sabe que tengo la mala costumbre de no poderme negar. He aguantado hasta el primer tercio del libro, cuando la protagonista se ruboriza por 75 vez. No exagero. La protagonista se ruboriza en casi todas las páginas del primer tercio del libro (a veces incluso dos o tres veces); y si me equivoco, es por defecto, no por exceso (si fuera un personaje real, tendría los mofletes llenos de venas varicosas, rojos como los de un borracho, porque tanto dilatarse y contraerse los vasos sanguíneos, deben de sufrir algún tipo de daño).
Resumen que le he enviado a mi cuñada: Cuento de una Cenicienta mojigata y boba con un Príncipe Azul sadomaso. (De repente me siento con la misma mala leche que Carlos Boyero).
He investigado. Primero, porque algo tan mal escrito no creía que pudiera ser publicado. Como mi cuñada me lo trajo en un e-book sacado de la biblioteca de su pueblo, pensé que podía ser una copia pirata falsa. Pero no, los trocitos que he encontrado en Internet, son los mismos. También he investigado sobre el escritor. Pensé que sería un hombre, por lo irreales y faltos de detalles de sensaciones femeninas de los párrafos eróticos; pero no, es una mujer (supongo que virgen).
Shhhhhhh ahora no molestéis. Voy a escribir sobre las noches en el piso de estudiantes, cuando te levantabas en mitad de la madrugada porque te apetecía un vaso de agua y te podías encontrar a una compañera y a su novio eventual fornicando como posesos en el lavadero sólo por el placer del morbo de poder ser descubiertos. A lo mejor me hago millonaria y salgo de la crisis... (es broma, lo de escribir sobre mis compañeras, lo del lavadero sí me ocurrió).