lunes, 29 de abril de 2013

El abrazo de la serpiente

Cosas que me gustan últimamente: Lunafly (es un grupo de música surcoreano -me gustarán durante poco tiempo porque comienzan a estropearse), Salvados (un programa de La Sexta que veo online), La Muerte y la Doncella de Schubert (me ha dado últimamente por escucharla una y otra vez), el blog de Eduardo (ha estado en Lituania), El Ladrón de Palabras (una película que alquilamos el sábado -a mi madre no le gustó tanto-, es una historia sencilla)... JYJ (otro grupo surcoreano, por mimetismo con Pere, quien me informa que dos de los componentes, es un trío y uno de ellos tiene asma, son carne de cañón porque en Corea, como hasta el siglo pasado en España, es obligatorio que los hombres mayores de edad vayan al ejercito durante unos meses). Pere se ha tomado tan enserio su teoría de la guerra entre las dos Coreas con salpicaduras en Japón que ha adelantado su viaje de regreso a Barcelona. Debería volver el día diez, pero lo hará el 3. Por él sé que alguna de la ropa que se compra en los bazares chinos está confeccionada en España, aunque por mano asiática, pero con mayores derechos y seguridad que alguna de la ropa que compraba en El Corte Inglés. Como con los diamantes de sangre, en las etiquetas de todas las prendas deberían aparecer dónde fue confeccionada (en la actualidad sólo muestra quién fue el importador -al menos la que tengo en las manos-), para que seamos conscientes de a quién enriquecemos y a quién castigamos. 

Cosas que no me gustan tanto últimamente: Les Twins (dos bailarines gemelos de hip-hop; me sigue encantando verlos bailar, pero sus actuaciones largas las llenan de tanta paja, que resulta molesto y cansino verlos), Arturo Pérez-Reverte (lo había dejado de leer durante un tiempo, al volver a él me parece tedioso  y en muchos casos fuera de lugar su lenguaje grosero y supuestamente campechano), la obra de Juan Domingo (arquitecto al que admiraba mucho -es como si desde su participación en el Zaida, con Álvaro Siza, fuera cuesta abajo), Pedro Almodóvar (su última película me ha decepcionado; parece una parodia de si mismo -aunque me reí... un poquito, claro que también me río con Psych, que es una serie norteamericana cutre-). 

Los propios gustos son como el abrazo de una serpiente: en un momento puede parecer una caricia, pero al siguiente se convierte en un estrangulamiento; sobre todo cuando se intenta ir contra ellos e imponer las apariencias a la sinceridad.  

jueves, 25 de abril de 2013

¿Dónde están?

Tenía ganas que llegara la primavera para ver de nuevo florecer a los extraños árboles que habían plantado en el Camino de Ronda. Eran endebles, como rayas pardas dibujadas en el aire, con tronco muy corto, parecidos a arbustos cuyas ramas nacen casi de la tierra. El año pasado, por esta misma fecha, con los primeros días de calor, los árboles se llenaron de flores blancas sin el aviso previo de la aparición de  capullos. Un día parecían esqueletos, raíces que han equivocado la dirección de crecimiento y al día siguiente, ¡plot! estaban completamente blancos, nevados, llenos de flores. Recordaban a esos árboles muy flexibles que soportan el paso de un huracán y terminan cubiertos de plásticos.

Este año ya no están. Han desaparecido todos. Han sido sustituidos por otros complemente convencionales, sin sorpresas, que con la primera templanza de la primavera se han cubierto de botones verdes de las que saldrán, con esa lentitud que permite acostumbrarse a los cambios, hojas que terminarán derribadas por el invierno o una poda indiscriminada.

¿Quién se estará enriqueciendo con esta constante muda de plantas en toda la ciudad?

martes, 23 de abril de 2013

Sola

Reunión de vecinos. Es una agonía asistir a ellas sin la compañía de Guille. Trapos sucios de gente que no conozco. Trapos sucios de gente que sí conozco y que preferiría seguir ignorando. Un gallinero. Todos cacarean a la vez y no se entiende a nadie. Un único punto en el orden del día: Quieren echar a la vecina del bajo. La señora tiene síndrome de diógenes. Aunque sus hijos vienen muy a menudo y limpian la casa, huele mal. Algunos vecinos tienen miedo de que tanto peso haga colapsar la estructura. Les intento explicar que por el sistema constructivo de nuestro edificio, de romperse alguna parte de la estructura, sería el suelo, el forjado se caería al sótano, pero sólo el de su casa de esta señora. Uno de los vecinos me lo rebate, pero no tengo ganas de explicárselo con detenimiento. 

Fuego. Es lo que ha hecho saltar las alarmas. Lo que hizo tener una reunión al mediodía (cuando todos estamos agotados del trabajo y de malhumor). Era el único momento libre en los locales del barrio, donde se hacen las reuniones. El sábado por la tarde hubo un pequeño incendio en la casa de la señora del bajo. Produjo más miedo, humo y escándalo que desperfectos. Un ladrón sobrecargado. Lo apagaron con un barreño de agua. Dudas durante toda la noche. ¿Qué debía votar? ¿Que la echaran por ser un peligro? Pero no es culpa de ella tener tal comportamiento. ¿Que no la echaran? ¿Y si hubiera un incendio más grave y muere alguien? Hasta que no amaneció no me di cuenta que no necesariamente todo tenía que ser negro o blanco. Supongo que lo hice sabiendo que iba a perder, pero para tranquilizar mi conciencia. Propuse que exigieran al dueño del piso (es alquilado, yo pensaba que lo tenían en propiedad) poner un sistema de detección de incendios adecuado. Esta señora me recordaba un poco a mi madre, cuando una vecina se empeñó en creer que era nocivo que mi madre tuviera las cenizas de mi padre en el dormitorio. Sólo yo voté mi propuesta.

sábado, 20 de abril de 2013

De cuando la mariposa choca con el cristal

Hitler no quería tener hijos porque estaba convencido que la genialidad se salta una generación y que tendría hijos cretinos (alguien debería haberle advertido que, de ser cierta su teoría, su descendencia estaría llena de genios). 

En mi familia es cierta esa teoría, pero salta de dos en dos las generaciones. Mi abuela era excepcional contando historias, mi madre y yo nos limitamos a repetirlas como loros, y mi sobrina, esta misma semana nos hemos enterado, ha heredado el don de su bisabuela. En la clase de lengua le pidieron escribir un cuento. Tenía toda una semana para hacerlo. El lunes ya lo tenía hecho. Pero como era un concurso, no lo presentó hasta el jueves por la mañana, porque quería escuchar los de los demás niños para saber si debía mejorarlo. Su historia iba de dos hermanas gemelas, una guapa y mala y otra fea y buena, ambas enamoradas del mismo chico. En una competición por quedarse con el chico, ambas hermanas se ponen en peligro. Aquí el cuento se divide. Tiene tres finales.

Un final para los que creen en los cuentos: El chico salva a la fea y mientras la hermana mala se recupera en el hospital, utiliza sus potingues de belleza y se vuelve guapa. Siendo guapa y buena, no necesita a un chico que exige una competición para salir con él, por lo que lo deja.

Un final para los que no creen en los cuentos: El chico salva a la mala. Con el dinero del seguro de vida de la hermana muerte se dan la gran vida durante un tiempo pero como la mala sigue siendo mala, terminan divorciándose.

Y un final para los que les gusta las historias gore: Los tres mueren. Las dos hermanas se quedan en este mundo haciendo gamberradas. Si alguna vez sentís que el vello del cogote se os eriza, son ellas que os están soplando en la nuca.


El profesor le preguntó si había tenido ayuda de alguien. Ella respondió una vez que no, el profesor insistió, y mi sobrina soltó: Sí, de mi madre (si el profesor conociera a mi cuñada, habría sabido que se trataba de una respuesta sarcástica, incluso más que si hubiera dicho: Sí, Papá Noel me ayudó). 

En lugar de ponerse a llorar como una posesa, como habría hecho yo a su edad ante semejante injusticia, aprovechó las dos horas de estudio que tenía para escribir otro cuento. Este iba de una niña que perseguía a las ranas para besarlas y convertirse en princesa. Convencida que es una clase de rana en concreto las que hacen esa transformación, aprende a reconocerlas y diferenciarlas. Sin quererlo, la niña se convierte en una prestigiosa zoóloga y se olvida de su viejo sueño de ser princesa. 

A mi sobrina le gusta nadar, montar en caballo, bailar, ver la tv, no parar en casa, jugar con el ordenador... pero no leer ni escribir; aunque, quién sabe, puede que este profesor le haya incoado el placer por contar historias. 

jueves, 18 de abril de 2013

Los buenos y los malos

Cuando era una niña me encantaba jugar a Policías y Ladrones. Dejábamos de lado el enorme ordenador que habíamos heredado de la oficina (que no tenía más memoria que el más pequeño de mis pen en la actualidad), y  nos poníamos como locos a perseguirnos. A mí me gustaba ir en el grupo de los ladrones, por simple comodidad. El padre de uno de los niños que jugaba tenía un arsenal de armas inservibles y las utilizábamos para jugar. A los policías le tocaba correr con una pistola auténtica (aunque con el cañón taladrado) en la mano, y eso era incómodo. Inmediatamente consideraba mi grupo como el de los buenos.

Veo y leo todo cuanto encuentro de la Segunda Guerra Mundial. Intento comprender cosas. Cómo personas supuestamente sanas mentalmente, fueron capaces de cometer el genocidio contra quienes no eran arios. O la pasividad de sus coetáneos. ¿Cómo aceptar los campos de concentración sin mover un dedo?

A un paso de descubrirse quiénes han sido los causantes de la barbarie de Boston y de sus razones (aunque igualmente inútil, absurdo y doloroso será que los haya movido la lucha contra un país opresor que el deseo de conseguir sus 15 minutos de fama), es inevitable preguntarse y temer qué daños colares traerá este atentado. Y la mirada se desvía hacía Guantánamo. Nos han enseñado que quienes están encerrados ahí son los malos (aunque la mayoría sólo son sospechosos). No nos hacemos preguntas. Aceptamos que exista. Si están encerrados... algo habrán hecho. Están lo suficientemente lejos y aislados para que no nos lleguen los gritos de los detenidos mientras los torturan, ni vemos los féretros de quienes no han soportado el castigo.

Creo que ya tengo la respuesta a una de mis preguntas. 

domingo, 14 de abril de 2013

Juegos de guerra

A veces me da la sensación que soy la única humana que permanece despierta de madrugada, de 4 a 5:30 principalmente, cuando es demasiado tarde para los que trasnochan y demasiado temprano para los que madrugan. Me gusta trabajar a esa hora porque puedo concentrarme sin que, por lo general, nada exterior me distraiga (las interrupciones que me molestan son los de: Ya punto com... con el titular de la línea, por favor...). Estos días ando recalculando estructuras, buscando la forma para que sean más ligeras y menos costosas para los clientes, aunque terminan exigiendo más pericia de montadores y encofradores. Ayer noche andaba invirtiendo unas vigas para que no tuvieran descuelgue por la parte inferior del forjado cuando un nítido y preciso cacareo me devolvió a la realidad, y al unísono me sumergió en un misterio que tardé en resolver dos segundos, tiempo que necesité para recordar que había sustituido los susurritos que el Skype trae por defecto por ruidos de animales. 

Era Pere, desde 7 husos horarios más tarde. Vuelve a estar en Tokio, más que como traductor, como señorita de compañía, según él, de un empresario textil que intenta vender a los japoneses ropa hecha en Badalona pero por chinos (a minoristas, y al parecer, con éxito). Siempre que tengo a Guille en casa, me dejo sobornar: una fotografía de Guille recién levantado o dormido a cambio de una historia de su infancia (las que conoce Pere, y de las que Guille me priva por vergüenza u olvido). Pero Guille sigue en Barcelona. Nuestra otra pasión en común es la friki-cultura coreana. La música kpop y los doramas. Por puro egoísmo, nos preocupa la situación de ese país. Pere tiene una teoría: cree que Corea del Norte atacará la isla Jeju el 5 de mayo con un misil nuclear. Sus fundamentos:

- Fecha. Todos los estrategas señalan como fecha del ataque el día 15 de abril. Demasiado evidente. El ejército está en sobre aviso. Pero el día 5 de mayo ya habrán habido más avisos fallidos (como el cuento de Pedro y el Lobo). Aunque se enciendan todas las alarmas, la gente pensará que de nuevo no ocurrirá nada. Y la fecha del 5 de mayo en concreto, porque en Corea del Sur se celebra el día del niño. Los padres dedican ese día a los hijos, a sacarlos de paseo, excursiones, llevarlos a parques... Además, será doblemente festivo por caer en domingo. Un día en el que todos estarán muy relajados.

- Lugar. Por su ubicación, la isla Jeju está lo suficientemente cerca de Japón para que se sientan amenazados. Es un centro turístico, un lugar que no implica una amenaza y que, por lo tanto, estará poco protegido. 

- El hecho. Cree que a Kim Jong-un le han comido el coco. Toda crisis mundial se cercena con una guerra. Esta convencido que será una guerra entre Corea del Norte contra Corea del Sur y Japón. En un principio, ningún otro país intervendrá. Se limitarán a vender armamento a las partes: China a Corea del Norte, EEUU a Corea del Sur y Japón. Los demás países recogerán las migajas, por lo que, aunque sus diplomacias hablen, sus gobiernos aceptarán lo que ocurre sin mover un dedo. 

Entretanto, el tiempo fluye y yo sólo deseo que llegue el 6 de mayo para verificar que Pere se equivoca.


lunes, 1 de abril de 2013

La consistencia de la futilidad de las cosas sólidas

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Es lo que el pudor me impedía gritarle a Antonio Muñoz Molina cuando día tras día entraba en su blog y me encontraba con referencias a visitas a museos, conciertos, viajes... cuando mi realidad era que un antiguo compañero de facultad me pedía 10 € para comprar leche a su hija, un promotor se suicidaba por no poder seguir adelante y estar asfixiado por las deudas, los proyectos interrumpidos por culpa de la falta de pago superaban a los que seguían adelante... Llegué a pensar que la crisis no lo rozaba. Pero me equivocaba. La visión de su crisis está contenida en Todo lo que era sólido.

El libro es como una sacudida que nos despierta a la realidad. Explica cómo hemos llegado a la situación actual. A veces se sumerge en un pasado muy cercano que yo no conocí, a pesar de haberlo vivido. En mi 2006, la gente no se obstinaba en  poner sobre la mesa el pasado de la guerra civil, principalmente por desconocimiento. En otras páginas, menciona evidencias que sin embargo no soy consciente de ellas hasta que las leo; como el lenguaje bronco y hostil de los políticos. Es el único que les he conocido. Parecen tener la premisa de denigrar al adversario; cuanto más enlodados quedan los otros, más limpios parecen quedar ellos. Y lo peor es que no creo que, al menos los políticos actuales, sean capaces de un diálogo moderado y tranquilo para conseguir el bien común y no una obstinada búsqueda del beneficio propio o, como mucho, del partido político.

Los puestos más interesantes en un Ayuntamiento o Diputación, no están ocupados por quienes tienen más  capacidad para hacerlo bien y ser eficientes en ellos, si no por quienes tienen más cualidades para el peloteo  y la hipocresía. ¿Cómo no me di cuenta habiendo conocido a uno? Un compañero de la facultad, zalamero, bronco, machista, chaquetero -sus ideas políticas dependían del profesor con el que hablara-, ocupó durante unos meses el puesto de Arquitecto Municipal en el Ayuntamiento de Jaén -hasta se hizo tarjetas con tan pomposo título (supongo que pagadas con nuestros impuestos)-. Se jactaba de fastidiar voluntariamente a quienes le caían mal, reteniéndoles las licencias de obra.

Este libro me ha servido también para sentir vergüenza ajena por nuestros políticos fuera de España, cuando, con el dinero de nuestros impuestos, jugaban a la colonización de EEUU, o cualquier otro país, con eventos irreales que sólo servía para el autobombo y fingir unos beneficios que sólo existían en sus fantasías.

Somos pobres. El dinero de nuestros impuestos, no alcanza para todo y debemos escoger. Esto es lo que Antonio Muñoz Molina nos  hace comprender. ¿Qué preferimos? ¿Pagar a un millar de políticos incompetentes o que los medicamentos para nuestros mayores sean gratis? ¿Tener una biblioteca o la obligación de limpiar la cera de las calles después de una procesión? ¿Mantener botellódromos o polideportivos?

Todo lo que era sólido es un libro que debería ser obligatorio para todos los políticos que pretendan ser nuestros representantes.